18 de diciembre de 2008
BEVERLY MITCHELL:
La dignidad humana es algo que nadie nos puede arrebatar. Si bien es posible ocultarla o violarla, nadie nos la puede arrebatar jamás, porque es una característica inherentemente presente en todos nosotros, por el mero hecho de ser humanos.
ALEISA FISHMAN:
Beverly Mitchell es profesora de Teología Histórica en Wesley Theological Seminary, en Washington, D. C. En su libro Plantations and Death Camps: Religion, Ideology, and Human Dignity (Plantaciones y campos de exterminio: religión, ideología y dignidad humana), Mitchell estudia la historia del Holocausto y la esclavitud en los Estados Unidos para analizar qué lecciones acerca de la dignidad humana se pueden aprender.
Bienvenidos a Voces sobre el antisemitismo, una serie de podcast del Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos que es posible gracias al generoso apoyo de la Oliver and Elizabeth Stanton Foundation. Soy su presentadora, Aleisa Fishman. Cada dos semanas, tenemos un invitado que reflexiona sobre las muchas maneras en que el antisemitismo y el odio influencian nuestro mundo en la actualidad. Con nosotros, la profesora y teóloga Beverly Mitchell.
BEVERLY MITCHELL:
Dadas mis raíces afroamericanas, convivo constantemente con la esclavitud y sus consecuencias, además de que me interesa el tema. A decir verdad, fue gracias a mi obra sobre el abolicionismo negro que comencé a adentrarme en la cuestión de la dignidad humana. A medida que leía y estudiaba los diversos relatos de los abolicionistas negros, descubrí que, en su lucha por acabar con la esclavitud, lo más importante para ellos —es decir, aún más que acabar con la servidumbre humana, que constituía, de por sí, un objetivo importante— era recuperar el sentido de que los afroamericanos estaban hechos a imagen y semejanza de Dios. Se trataba de un objetivo tan importante para ellos que me llevó a pensar en otros pueblos que habían padecido la opresión, habían sufrido el maltrato y habían sido víctimas de genocidio. A la vez, eso me incentivó a investigar el sufrimiento de los judíos europeos durante la década de 1930.
Siempre me había interesado esa historia, a pesar de que no era mi historia propiamente dicha. El Holocausto constituye una lección para todas y cada una de las comunidades. Así que usé los relatos de los esclavos y los de los sobrevivientes del Holocausto para dar lugar a que surgieran sus voces y poder contar la historia identificando similitudes en términos de sus experiencias. De ninguna manera tuve la intención de sugerir que el sufrimiento había sido exactamente el mismo en cada caso, pues se trata de siglos, contextos y otros factores muy distintos. No obstante, hay algunos elementos clave en común que vale la pena escuchar y sobre los que vale la pena pensar en términos de comprender a seres humanos que luchan por lograr justicia.
Elegí el título Plantations and Death Camps (Plantaciones y campos de exterminio) después de reflexionar exhaustivamente acerca de cómo quería llamar a este estudio. Y lo elegí como título principal para determinar el contexto en el que haría referencia a la dignidad humana. Es muy difícil pensar en la dignidad en relación con ese contexto, pero debemos retrotraernos a ese momento histórico, y no a los que han hecho de la dignidad humana una celebración, en el mejor de los casos. Hay que pensar que la dignidad humana estaba en su peor momento por entonces. Al investigar, descubrí que, en los contextos donde los seres humanos se encuentran en una situación en la que se los humilla y se los degrada, la dignidad aflora en todo su esplendor, pues esta funciona a modo de protesta contra la humillación y el maltrato que padecen.
Existe la noción de que todos estamos inexorablemente vinculados, término que Martin Luther King empleó para describir nuestra conexión con los demás. Esa noción dice que, a pesar de todas las diferencias que haya entre nosotros, todos formamos parte de esta vida juntos. Es decir, existe una relación profunda entre nosotros. Por lo tanto, lo que te ocurra a ti tendrá un impacto en lo que me ocurra a mí.