1 de julio de 2010
DIEGO PORTILLO MAZAL:
Es sorprendente descubrir con qué rapidez las personas se unen, con qué rapidez nos damos cuenta de que estos grupos tienen mucho en común y, además, de que comparten puntos de intersección. No somos comunidades totalmente separadas.
ALEISA FISHMAN:
Diego Portillo Mazal nació en Argentina y vivió en diferentes lugares del mundo antes de establecerse en Boston. Como miembro fundador de la Mesa Redonda de Latinos y Judíos, Portillo Mazal trabaja para unir a judíos y latinos con el fin de superar el prejuicio y encontrar puntos en común.
Bienvenido a Voces sobre el antisemitismo, una serie de podcasts del Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos que es posible gracias al generoso apoyo de la Oliver and Elizabeth Stanton Foundation. Soy Aleisa Fishman. Cada mes, tenemos un invitado que reflexiona sobre las muchas maneras en que el antisemitismo y el odio influencian nuestro mundo en la actualidad. Desde Boston, presentamos a Diego Portillo Mazal.
DIEGO PORTILLO MAZAL:
La Mesa Redonda de Latinos y Judíos fue una iniciativa de Latino Professional Network y de la sede de la Liga Antidifamación de Nueva Inglaterra. Nos había preocupado al mismo tiempo una escalada en la retórica antiinmigratoria y otros problemas de la comunidad. Ambos creíamos que la mejor manera de superar ciertos malentendidos y cosas generadoras de odio es precisamente dialogar. Hay un gran grupo de latinoamericanos e inmigrantes latinos en los Estados Unidos que no tienen absolutamente ningún conocimiento del pueblo judío. Por otro lado, creo que hay un grupo de la comunidad judía que sencillamente no comprende lo que significa hoy ser inmigrante en los Estados Unidos, debido a que gran parte de la inmigración judía fue anterior y, aunque llegaron aquí por razones muy similares, gran parte de aquello se ha olvidado o cambiado con el tiempo.
Crecí en una familia que era parte de las Naciones Unidas. Viví en todo el mundo: crecí en África, Latinoamérica y terminé en Boston para ir a la universidad. Mis padres no eran religiosos. La familia de mi madre era judía. Mi familia paterna era adventista del séptimo día. Fui a la escuela pública en Mozambique, que en ese entonces era comunista y muy antirreligiosa, y después fui a escuelas británicas anglicanas. Por lo tanto, mi educación me permitió conocer muchas culturas diferentes. Mis padres insistían con firmeza que no bastaba con vivir en un país; debíamos aprender de las personas de ese país.
Creo que lo que aprendí de la Mesa Redonda es cuánta buena voluntad puede encontrarse en las personas. Este año, con la ADL copatrocinamos un Séder comunitario. Se llevó a cabo en varios idiomas. Por ejemplo, el jazán era de Argentina y al final del Séder interpretó una canción llamada Canción con todos. La letra habla de aplaudir y cantar todos juntos. Fue muy emocionante porque al principio nos habían advertido repetidamente que la Mesa Redonda iba a ser muy difícil. Fue muy significativo para mí descubrir cuánta voluntad tenían las personas para exponer abiertamente sus prejuicios y admitirlos. Hay que tener mucha valentía para admitir algunos prejuicios que nos enseñaron desde la niñez (que intelectualmente sabemos que no son ciertos, pero que siempre los hemos tenido), especialmente cuando hablamos precisamente con ese grupo de personas que son objeto de nuestros prejuicios. Es importante continuar recordándonos que este es un país de diversas facetas, de diversos colores de piel, de diversas religiones y que muchas de esas voces se están uniendo para crear una nueva voz estadounidense.