18 de enero de 2007
PADRE JOHN PAWLIKOWSKI:
Me parece que uno de los mensajes que transmitió Jesús fue la cuestión de los derechos humanos básicos. Y Juan Pablo II decía que si uno cree verdaderamente en Cristo debe defender la dignidad humana básica y los derechos humanos básicos.
DANIEL GREENE:
Durante más de cuarenta años, el Padre John Pawlikowski ha instado a los católicos y otros a confrontar la larga historia del antisemitismo cristiano. El Holocausto, comenta Pawlikowski, debe seguir siendo una cuestión central para la identidad y la reflexión cristiana. En la actualidad, como profesor de Ética Social en la Catholic Theological Union de Chicago, Pawlikowski se ha convertido en una figura destacada fomentando el diálogo entre católicos y judíos y las relaciones interreligiosas.
Bienvenido a Voces sobre el antisemitismo, una serie de podcasts gratuitos del Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos. Soy Daniel Greene. Cada dos semanas, invitamos a una persona para que reflexione acerca de las diversas maneras en las que el antisemitismo y el odio influyen en nuestro mundo actual. Aquí presentamos al Padre John Pawlikowski.
PADRE JOHN PAWLIKOWSKI:
Históricamente, la cristiandad promovió el antisemitismo, el antijudaísmo. Por ejemplo, sólo basta con analizar la historia del arte cristiano. En la catedral católica de Estrasburgo, Francia, encontramos las famosas imágenes de su fachada donde se contrasta el judaísmo y la cristiandad -- el judaísmo representado por una anciana sucia, encorvada y con los ojos vendados que sostiene una Torá rota, y la cristiandad representada por una mujer joven y llena de vida que sostiene un libro del Evangelio, etc. Es decir, esa clase de contraste claramente lleva a un concepto extremadamente negativo de los judíos y el judaísmo, algo que fue parte de la cultura cristiana casi en cualquier parte, en cada período de la historia desde el siglo II en adelante, en realidad, hasta el siglo XX.
En un aspecto, es absolutamente cierto decir que el nazismo fue un fenómeno completamente pagano, y en un sentido fue fundamentalmente antirreligioso para todos por igual. Sin embargo, creo que Hitler dependió muchísimo del uso de este antisemitismo cristiano clásico como un valioso recurso para unir a las masas populares en apoyo de su ideología.
Existe una reticencia a reconocer que la Iglesia como institución desempeñó un papel importante en la promoción del antisemitismo. Algunos cristianos afirman que “Sí, hubo algunas manzanas podridas que colaboraron con los nazis o que promovieron el antisemitismo con el correr de los siglos, pero fueron desviados del camino”. Bien, ¿pero quién los desvió? Quiero decir que esa es la pregunta que algunos colegas y yo tuvimos. Fueron los predicadores cristianos, fue la obra de la Iglesia, etc. etc. Y creo que cualquier tradición religiosa que siga albergando en sí semillas de violencia y semillas de discriminación contra otras personas simplemente debilita cualquier influencia moral creíble que pudiera tener.
Es decir, por un lado la Iglesia es una institución humana, y siempre he visto la posibilidad de criticar de forma afectuosa, honesta pero no obstante implacable, los fracasos por parte de la Iglesia como parte integral de la expresión auténtica de la fe.
Creo que la lucha por los derechos humanos, la lucha por la dignidad humana, es la base de un entendimiento auténtico de las enseñanzas de Cristo, pero también creo que hay un interés personal de parte de los cristianos y todas las personas religiosas, de preservar la dignidad del otro. No puede haber paz en el mundo sin que haya paz entre las religiones del mundo. Es por ello que la protección de los derechos humanos y de la dignidad humana del otro es también de muchas maneras la protección y la garantía de nuestros propios derechos humanos y nuestra propia dignidad humana.