4 de marzo de 2010
ALEISA FISHMAN:
Bienvenido a Voces sobre el antisemitismo, una serie de podcasts del Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos que es posible gracias al generoso apoyo de la Oliver and Elizabeth Stanton Foundation. Soy su presentadora, Aleisa Fishman. El podcast de esta semana es un poco diferente. Está a punto de escuchar una conversación entre el actor Ralph Fiennes y el periodista Bob Woodward, grabada en vivo y con público aquí en el Museo del Holocausto. Fiennes ha trabajado en varias películas sobre el Holocausto. En este podcast, habla de su papel del oficial de las SS, Amon Goeth, en la película ganadora del Oscar La lista de Schindler.
Desde el Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos, presentamos a Ralph Fiennes y Bob Woodward.
BOB WOODWARD:
Cuéntenos cómo consiguió el papel del comandante nazi Amon Goeth.
RALPH FIENNES:
Steven Spielberg estaba en Londres haciendo un casting para todos los papeles de la película y me pidieron que me reuniera con él. Fue una reunión informal. Había leído el libro de Thomas Keneally llamado El arca de Schindler. Pero no estaba seguro para qué papel me buscaban, Schindler o Amon Goeth. Unos días después me llegó una página, que en realidad era una amalgama de diferentes frases del guión cinematográfico convertida en un discurso. Me fui solo a un estudio de grabación en Londres y me dirigí a mí mismo con un camarógrafo que me ayudó con el discurso. Fue mi debut como director. Envié la prueba y luego recuerdo que temprano a la mañana recibí un llamado desde Los Ángeles diciéndome que “había conseguido el papel”. Me puso muy contento, por supuesto. Eso fue todo.
BOB WOODWARD:
¿Qué aprendió del mal cuando interpretó ese papel?
RALPH FIENNES:
Que ocurre todos los días. El mal se acumula. Suele ocurrir. La gente cree que debe trabajar, adoptar una ideología, vivir la vida de cierta manera, sobrevivir, hacer su trabajo; es algo que ocurre todos los días gradualmente, son pequeñas concesiones, pequeñas maneras de decirse a sí mismo que así se debe vivir y de repente estas cosas pueden ocurrir. Puedo emitir mi propio juicio personal: era un hombre terrible, perverso y horrendo. Pero el trabajo consistía en representar al hombre, al ser humano. Hay cierta banalidad, una cotidianidad que creo que era importante. Estaba en el guión cinematográfico. De hecho, una de las primeras escenas con Oskar Schindler, con Liam Neeson, decía: “No entiendes lo duro que es; tengo que pedir tantos metros de alambre de púa y tantos postes para las cercas, y tengo que llevar tanta gente desde A hasta B”. Era una forma de desahogo por las dificultades de su trabajo. Supongo que se puede tomar distancia y allí está el mal, cuando uno puede tomar distancia y verlo.
BOB WOODWARD:
Hay cosas de la vida de Goeth que realmente investigó, ¿verdad? Leyó material y habló con los sobrevivientes, e indagó en el tema. ¿Descubrió algo que no se incluyó en la película y que era aún más horroroso?
RALPH FIENNES:
Recuerdo los relatos de los sobrevivientes que hablaban del terror que sentían al verlo. Aterrorizaba a las personas de Plaszow. Muchos dijeron haber sido invadidos por un miedo físico al verlo.
BOB WOODWARD:
Con el extremismo que hay en el mundo actual, en tanta magnitud, de izquierda, derecha o en particular con los yihadistas, que hacen cosas a los demás pero también se suicidan, ¿considera que estamos ante acciones genocidas que son alarmantes, o que lo alarman a usted como ser humano?
RALPH FIENNES:
Creo que nadie sabe exactamente por qué una nación entera puede ser dirigida por una voz, por ideas que pueden orientarse a la aceptación de creencias según las cuales es correcto destruir y erradicar a otro pueblo y otra cultura. Y ocurrió en Camboya y, por supuesto, las purgas de la Rusia estalinista son otra versión de una forma de genocidio. Me parece que vemos que las creencias extremistas son posibles en todos los países. Y puede haber una reacción. Las creencias extremistas que provocan cosas horrorosas y destructivas crean otra reacción de la misma naturaleza o peor. Creo que puede avanzar silenciosamente en nosotros antes de darnos cuenta.
BOB WOODWARD:
Usted mencionó que interpretar un papel como ese tiene un costo para usted. ¿Cuál fue? Cuéntenos cómo lo hizo...
RALPH FIENNES:
Es difícil expresar en palabras este tipo de búsqueda imaginativa que uno emprende. Cada actor tiene una idea diferente de cuál es su método, cuál es su enfoque, pero creo que quizás un elemento básico es buscar en uno mismo aquello que podría hacerlo actuar, pensar o sentir como el personaje. Es decir, creo que había una carencia, supongo que imaginé que podría haber una carencia en él. Bebía mucho, comía mucho y quizás… las personas se hacen estas cosas a sí mismas para sobreponerse. Pero quizá eso lo justifica demasiado. No sé.
BOB WOODWARD:
¿Es necesario ser apuesto para interpretar este papel?
RALPH FIENNES:
Eh… No creo, no.
BOB WOODWARD:
Pero el uniforme tiene algo de atractivo o belleza. Cuéntenos un poco del uniforme porque… terminó amplificando lo que estaba ocurriendo.
RALPH FIENNES:
De hecho, creo que los uniformes de las SS y la Gestapo fueron creados por vestuaristas de teatro. Fueron diseñados para generar un impacto, un efecto. El corte, los gorros, la manera en que apuntaban hacia arriba. Creo que todo eso fue diseñado, lo que muestra la inteligencia de la gente empleada por Goebbels y el partido nazi para promover visualmente el mensaje. Se confeccionaron de manera espléndida, perturbadoramente espléndida.
BOB WOODWARD:
Repasé mucho material y encontré una crítica interesante de La Lista de Schindler, porque la mayoría elogia la película, su actuación, Spielberg y todo, pero ésta argumenta que el hecho de convertir a Amon Goeth en un personaje tan sádico distorsiona lo que fue el Holocausto. Que de hecho el Holocausto era un grupo de personas que no eran psicóticas y que simplemente cumplían pequeños papeles. También dice que la presentación de los hechos despoja al genocidio de su crudo horror. ¿Es un punto de vista válido?
RALPH FIENNES:
Creo que sí. Creo que es válido. Creo que el problema es que Amon Goeth podría no haber sido psicótico, es decir, estas cosas se convirtieron en algo cotidiano.
BOB WOODWARD:
Gracias.
RALPH FIENNES:
Muchas gracias.