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Dieciocho atletas negros representaron a los Estados Unidos en las Olimpíadas de 1936. Los afroamericanos dominaron las populares disciplinas de pista y campo. Muchos periodistas estadounidenses enaltecieron las victorias de Jesse Owens y otros atletas negros como un golpe al mito de la supremacía aria nazi. La censura que Goebbels impusiera a la prensa impidió que los periodistas germanos expresaran sus prejuicios libremente; sin embargo, uno de los principales periódicos nazis mostró su desprecio hacia los atletas negros calificándolos de "auxiliares". La constante discriminación económica y social que debieron enfrentar los medallistas negros a su regreso a casa puso de manifiesto la ironía de su victoria en la Alemania del racismo. | |||
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John Woodruff habla sobre sus experiencias.
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Transcripción:
Nací en una pequeña localidad situada a aproximadamente 80 kilómetros de Pittsburgh, un pueblito en medio de las montañas. Mi padre era peón. Mi madre dio a luz a 12 niños. Ninguno de los integrantes de mi familia terminó la secundaria. El atletismo era la única manera de asistir a la universidad. Mis padres no tenían dinero para costear mis estudios. De hecho, ni siquiera tenía... cuando recibí una beca para estudiar en la Universidad de Pittsburgh, ni siquiera contaba con un medio de transporte para asistir a clases. En realidad, nunca pensé en participar en las Olimpíadas. Nunca tuve ese pensamiento en lo absoluto. Fue el entrenador quien me habló del tema y me comentó que tenía expectativas de que participara en las pruebas clasificatorias de selección del equipo. En cierta oportunidad, recibimos la visita de un joven atleta alemán. Le preguntamos a este muchacho, ya que hablaba inglés con fluidez, qué opinaban los alemanes, el pueblo alemán, de Hitler. Su respuesta fue que consideraban que era un gran hombre debido a lo que había hecho por el país desde el punto de vista económico, que su presencia era buena para el país. Pero, por supuesto, no se percataban de que tenían en frente a una suerte de Frankenstein. Se rumoreaba algo acerca del boicot a las Olimpíadas debido a la política hitleriana en contra de los judíos de Alemania. Sin embargo, esto nunca se discutió abiertamente entre los miembros del equipo. Escuchamos algo al respecto, pero nunca hablamos de ello. Como es de suponerse, no nos interesaba la política en lo absoluto. Lo único que teníamos en mente era participar en las Olimpíadas y consagrarnos vencedores. Era la primera vez en mi vida que me subía a un barco. La mayoría de los negros proveníamos de hogares humildes. Ninguno de nosotros provenía de hogares de clase media ni alta, la mayoría éramos de clase baja. Jesse [Owens] también provenía de un hogar humilde. Los nervios me consumían. Era un muchacho de 21 años que nunca había estado tan lejos de casa. Mi único objetivo era ganar todas las veces que participara en una carrera, y eso fue lo que hice. La determinación es lo más importante. Sentir fuego en las entrañas. Ganaba por mí y también lo hacía por mí país. Yo en primer lugar, luego el país. Fue, definitivamente, un sentimiento muy especial alzarse con la medalla de oro y ser negro. Aplastamos su teoría [la de Hitler] de la raza superior tan pronto como comenzamos a adueñarnos de esas medallas de oro. Me sentía muy orgulloso de semejante logro y muy feliz por mí como individuo, por mi raza y por mi país. Una vez finalizadas las Olimpíadas, íbamos a participar en las pruebas de pista de Annapolis, en la Academia Naval. Allí me encontraba yo, un campeón olímpico, pero le dijeron al entrenador que yo no podía competir. No permitieron que participara. Tuve que quedarme en casa debido a la discriminación. Eso me dio la pauta de cuál era la situación: las cosas no habían cambiado, todo era exactamente igual que antes.
Transcripción:
Nací en una pequeña localidad situada a aproximadamente 80 kilómetros de Pittsburgh, un pueblito en medio de las montañas. Mi padre era peón. Mi madre dio a luz a 12 niños. Ninguno de los integrantes de mi familia terminó la secundaria. El atletismo era la única manera de asistir a la universidad. Mis padres no tenían dinero para costear mis estudios. De hecho, ni siquiera tenía... cuando recibí una beca para estudiar en la Universidad de Pittsburgh, ni siquiera contaba con un medio de transporte para asistir a clases. En realidad, nunca pensé en participar en las Olimpíadas. Nunca tuve ese pensamiento en lo absoluto. Fue el entrenador quien me habló del tema y me comentó que tenía expectativas de que participara en las pruebas clasificatorias de selección del equipo. En cierta oportunidad, recibimos la visita de un joven atleta alemán. Le preguntamos a este muchacho, ya que hablaba inglés con fluidez, qué opinaban los alemanes, el pueblo alemán, de Hitler. Su respuesta fue que consideraban que era un gran hombre debido a lo que había hecho por el país desde el punto de vista económico, que su presencia era buena para el país. Pero, por supuesto, no se percataban de que tenían en frente a una suerte de Frankenstein. Se rumoreaba algo acerca del boicot a las Olimpíadas debido a la política hitleriana en contra de los judíos de Alemania. Sin embargo, esto nunca se discutió abiertamente entre los miembros del equipo. Escuchamos algo al respecto, pero nunca hablamos de ello. Como es de suponerse, no nos interesaba la política en lo absoluto. Lo único que teníamos en mente era participar en las Olimpíadas y consagrarnos vencedores. Era la primera vez en mi vida que me subía a un barco. La mayoría de los negros proveníamos de hogares humildes. Ninguno de nosotros provenía de hogares de clase media ni alta, la mayoría éramos de clase baja. Jesse [Owens] también provenía de un hogar humilde. Los nervios me consumían. Era un muchacho de 21 años que nunca había estado tan lejos de casa. Mi único objetivo era ganar todas las veces que participara en una carrera, y eso fue lo que hice. La determinación es lo más importante. Sentir fuego en las entrañas. Ganaba por mí y también lo hacía por mí país. Yo en primer lugar, luego el país. Fue, definitivamente, un sentimiento muy especial alzarse con la medalla de oro y ser negro. Aplastamos su teoría [la de Hitler] de la raza superior tan pronto como comenzamos a adueñarnos de esas medallas de oro. Me sentía muy orgulloso de semejante logro y muy feliz por mí como individuo, por mi raza y por mi país. Una vez finalizadas las Olimpíadas, íbamos a participar en las pruebas de pista de Annapolis, en la Academia Naval. Allí me encontraba yo, un campeón olímpico, pero le dijeron al entrenador que yo no podía competir. No permitieron que participara. Tuve que quedarme en casa debido a la discriminación. Eso me dio la pauta de cuál era la situación: las cosas no habían cambiado, todo era exactamente igual que antes. |
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