2 de junio de 2011
HANNAH ROSENTHAL:
Trato de que sea una práctica denunciar cada vez que veo algún incidente de odio hacia otros. Y cuando veo que ese odio es contra judíos, les pido a los demás que lo denuncien. Porque es lo que se debe hacer y por propio interés consciente.
ALEISA FISHMAN:
En 2009, Hannah Rosenthal fue nombrada Enviada Especial del Departamento de Estado de EE. UU. para Monitorear y Combatir el Antisemitismo. La historia de los judíos en los Estados Unidos y sus propias experiencias de vida han demostrado a Rosenthal que la creación de una coalición es fundamental para lograr un cambio en todo el mundo.
Bienvenido a Voces sobre el antisemitismo, una serie de podcasts del Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos, que es posible gracias al generoso apoyo de la Fundación Oliver y Elizabeth Stanton. Soy Aleisa Fishman. Cada mes, tenemos un invitado que reflexiona sobre las muchas maneras en que el antisemitismo y el odio influencian nuestro mundo en la actualidad. Desde su oficina en Washington, DC, presentamos a Hannah Rosenthal.
HANNAH ROSENTHAL:
Considero que mi función aquí en el Departamento de Estado es tratar de hacer la crónica de lo que sucede en el mundo; trato de asegurarme de que nuestros sistemas de informes oficiales incluyan incidentes de antisemitismo. Pero no es un titular que alguien con mi nombre, “Hannah Rosenthal”, condene el antisemitismo; no es ninguna novedad. En cambio, si alguien que tiene un nombre tradicionalmente árabe condena el antisemitismo, eso tiene un impacto mayor y envía un mensaje diferente, y ese mensaje desde luego es: no se trata de judíos solamente, se trata del odio, y eso nos afecta a todos.
Si me preguntan si es difícil lograr que otros condenen el antisemitismo, la respuesta es que, en los Estados Unidos, no es difícil. El éxito y la seguridad que los judíos encontraron aquí se debe a que supimos crear coaliciones, y nuestra fe profética nos ha instado a luchar por la justicia social en una variedad de temas. Y así, marchamos en el Movimiento de Derechos Civiles; también Martin Luther King denunció el antisemitismo. Actualmente, cuando ocurre algún hecho horrible o se usa lenguaje horrible, no resulta difícil, en los Estados Unidos, pedirle a un líder religioso o a un líder de derechos civiles o a un líder de derechos humanos que lo denuncie públicamente. Forma parte de nuestra cultura aquí. Pero no forma parte de la cultura en otros lugares del mundo. Por ejemplo, la comunidad judía de Lituania está esperando que se promulgue una ley que le restituirá parte de la propiedad comunal apropiada por los nazis. Están trabajando con tanto empeño y son tan pocos… Les pregunté: “¿Le pidieron al cardenal que hable en favor de esta ley?” No se les había ocurrido. Y esto pasa en todas partes. De modo que creo que la contribución más importante de los Estados Unidos al mundo es nuestra mejor práctica de lucha contra el odio: la de aunar esfuerzos con otras personas y trabajar en colaboración.
En agosto de 2010, hubo una conferencia sobre la tolerancia, preparada por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, que tuvo lugar en Kazajstán. La primera sesión se centró en la islamofobia; la segunda, en el antisemitismo; la tercera, en la cristofobia; y la cuarta, en todo lo demás. Yo redacté la declaración oficial de EE. UU. que condena el antisemitismo, y mi colega en el Departamento de Estado, Farah Pandith, que es la Representante Especial de las Comunidades Musulmanas en todo el mundo, redactó la declaración oficial que condena la islamofobia. Y la noche anterior, las intercambiamos. Cuando cedieron la palabra a EE. UU., me presenté como la Enviada Especial para Monitorear y Combatir el Antisemitismo, y condené la islamofobia en los términos más enfáticos posibles. Lo mismo sucedió en la sesión siguiente cuando Farah condenó el antisemitismo. Gracias a que hicimos eso, una clara indicación de que no solo el mensaje es importante sino que, a veces, el mensajero también es importante, hubo un poco de conmoción y todos los presentes lo recuerdan. Había mucha gente joven allí y se emocionaron por lo que hicimos, pero nos plantearon un desafío y nos dijeron: “Está muy bien que haya líderes que hagan declaraciones, pero, en realidad, necesitamos hacer algo”. Así que decidimos convocar a una campaña virtual a la que llamamos “2011 horas en contra del odio”. Y el desafío es: ¿cuántas horas te puedes comprometer a combatir el odio, cuántas horas te puedes comprometer a servir o ser voluntario en una organización que ayuda a personas que no se ven como tú, que no rezan como tú y que no viven como tú? Y prendió como fuego en pradera seca. Estuvimos en Azerbaiyán, estuvimos en Turquía y estuvimos en España; hablamos con personas de todo el mundo. No hubo ni un solo joven que no haya dicho: “Gracias, eso es algo que puedo hacer”.
Llegué a desarrollar, de una manera muy natural, una pasión por la lucha en contra del antisemitismo y de todas las formas de odio. Mi padre fue un sobreviviente del Holocausto y cuando le pregunté: “¿Cómo viviste? ¿Cómo lidiaste con la culpa de ser el único sobreviviente en tu familia?” Me contestó: “Bueno, Hannah, sobreviví para tenerte a ti y a tu hermana”. Así que asumo la lucha por la igualdad, la lucha por los derechos civiles, la lucha contra todas las formas de odio con un sentido de urgencia que, en realidad, solo pude haberlo obtenido de mis padres. Y es algo que me mantiene en marcha. Mis hijos, ya grandes, a menudo me preguntan sobre mi trabajo: “¿No es muy deprimente ver día tras día que siguen este tipo de denuncias?” Y les contesto que no es deprimente porque puedo hacer algo al respecto.
ALEISA FISHMAN:
Voces sobre el antisemitismo es una serie de podcasts del Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos. Escúchenos todos los meses para obtener una nueva perspectiva sobre la constante amenaza del antisemitismo en nuestro mundo actual. Agradeceremos sus comentarios sobre esta serie. Visite nuestro sitio web: www.ushmm.org.