15 de enero de 2009
NECHAMA TEC:
Las mujeres eran una parte del Holocausto, y los hombres eran una parte. Y al analizar el comportamiento de hombres y de mujeres, de los ancianos o de los jóvenes, podemos lograr una mejor comprensión.
ALEISA FISHMAN:
Como sobreviviente y socióloga, Nechama Tec cree que es importante examinar el Holocausto desde diferentes puntos de vista. En su libro “Resilience and Courage: Women, Men, and the Holocaust” (Resistencia y coraje: las mujeres, los hombres y el Holocausto), Tec busca los sitios de intersección entre el antisemitismo y el sexismo, y las maneras particulares en que las mujeres soportaron la persecución nazi.
Bienvenido a Voces sobre el antisemitismo, una serie de podcasts del Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos, que ha sido posible gracias al generoso apoyo de la Fundación Oliver y Elizabeth Stanton. Me llamo Aleisa Fishman y seré su presentadora. Cada dos semanas, recibimos a un invitado para reflexionar sobre las muchas maneras en que el antisemitismo y el odio influencian nuestro mundo en la actualidad. Con ustedes, la socióloga y escritora Nechama Tec.
NECHAMA TEC:
Consideré que era muy importante estudiar a las mujeres porque comprendí que ellas habían experimentado el Holocausto, y reaccionado ante el Holocausto de maneras diferentes a las de los hombres. Por eso decidí que iba a estudiar a las mujeres en los bosques, en los guetos, en los campos de concentración, y en todos esos contextos que utilizamos para analizar el Holocausto, me concentré en las mujeres, en lo que les sucedía en cada uno de esos contextos.
La nación alemana era un sistema patriarcal, como la mayoría de los países europeos de ese entonces. Y eso era igual en las familias judías, en las que el hombre realmente llevaba las riendas. De modo que, según los patrones de relación que tenían, a las mujeres se les exigía ser mucho más flexibles, tenían que ser sumisas ante el padre, y después ante el marido. Eso no significa que todas las mujeres se comportaban de esa manera bajo cualquier circunstancia. Pero las mujeres tiene una larga historia de adaptación, y esta historia de adaptación desarrolla la flexibilidad.
Si tomamos, por ejemplo, la situación en el gueto. La mayor parte de mi documentación viene de entrevistas directas. ¿Qué pasó con los hombres que fueron llevados al gueto? Si sobrevivían, perdían sus empleos, perdían su estatus, pasaban a ser don nadies. Porque en el sistema patriarcal, la identidad de un hombre previene de sus logros: ¿puede proteger a la familia? ¿puede mantener a la familia? Todo eso desapareció. Fueron humillados, terriblemente, y a propósito. Pero el sitio de las mujeres —alimentar a la familia— seguía estando allí. Por lo tanto a las mujeres, aunque hubieran perdido muchas cosas, no se les destruía la identidad.
¿Qué es lo que buscamos cuando estudiamos el Holocausto? Buscamos aprender, intentamos comprender. Y cuantas más maneras tengamos en cuenta cuando analizamos los diferentes grupos, creo que mejores serán los resultados. Porque una sola historia no da la respuesta.