United States Holocaust Memorial Museum
Las Olimpíadas nazi: Berlín 1936
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Estadounidenses que se sumaron al boicot: Milton Green
Milton Green (izquierda), capitán del equipo de pista de la Universidad de Harvard, logró el primer puesto en los 110 metros con vallas en las pruebas preolímpicas regionales. Su compañero de equipo, Norman Cahners, también judío, clasificó para las pruebas preolímpicas finales junto con él. Ambos decidieron boicotear las pruebas preolímpicas nacionales.

Certificado concedido a Milton Green durante las pruebas preolímpicas.
Certificado concedido a Milton Green durante las pruebas preolímpicas.
—USHMM #14940/Courtesy of Milton Green
Milton Green (izquierda), capitán del equipo de pista de la Universidad de Harvard.
Milton Green (izquierda), capitán del equipo de pista de la Universidad de Harvard.
—Courtesy of Milton Green
 
Milton Green habla sobre sus experiencias.

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Transcripción:

Siempre me interesó el atletismo y sabía que tenía bastantes condiciones para ello. Fui capitán de todos los equipos de pista desde que estaba en la escuela primaria. El hecho de participar en las Olimpíadas siempre estuvo en mis pensamientos y en mis aspiraciones. Por supuesto, ese era mi deseo. Logré el récord mundial en los 110 metros con vallas y el récord de las universidades de Harvard y Yale en el salto de longitud. Además, seguía las competencias en todo el mundo y estaba seguro de que clasificaría porque había ganado las pruebas preliminares.

En los periódicos de Boston, se hablaba de mi compañero Norman Cahners y de mí. Habían publicado una fotografía en la que se nos veía recibiendo seis medallas de oro durante las pruebas de pista de las universidades de Harvard y Yale. El rabino Levy era presidente del Templo Israelita de Boston, un templo reformista, y su figura era muy respetada en todo el país. Había leído acerca de nosotros y sabía que éramos posibles candidatos para competir en las Olimpíadas, por lo que nos convocó a una reunión. Yo había celebrado la confirmación en dicho templo, por lo tanto, cuando fuimos convocados, aceptamos de inmediato.

Desconocía qué tema se trataría, sólo sabía que estaba relacionado con las Olimpíadas. Nos contaron acerca de los terribles sucesos que estaban acaeciendo en Alemania y acerca del régimen nazi. Norman y yo estábamos perplejos. Nos sugirieron que sería bueno que nos abstuviéramos de participar en las Olimpíadas en vista de lo sucedido y que hiciéramos pública nuestra objeción y organizáramos una suerte de boicot contra las Olimpíadas. Dicho pensamiento nos tomó por sorpresa. Intentaron explicarnos que, en caso de boicotear las Olimpíadas, jamás nos arrepentiríamos. Dicha reunión nos sacudió por completo; estábamos horrorizados por los resonantes hechos ocurridos en Alemania. Tanto Cahners como yo decidimos que boicotearíamos las Olimpíadas. Simplemente, creíamos que era lo que debía hacerse.

Hablamos con el entrenador de pista de Harvard y le informamos lo que habíamos decidido. Intentó persuadirnos para que no lo hiciéramos. Dijo que no consideraba que eso fuera a contribuir en algo y que debíamos intentar participar en las pruebas finales para alcanzar un lugar en el equipo. Pero no sentíamos deseos de hacerlo.

Luego de que boicoteáramos las Olimpíadas, nadie vino a hablar con nosotros ni a tomarnos declaración. Creo que nadie supo particularmente lo que habíamos hecho.

Suelo pensar en la decisión que tomé y en que podría haber ganado [risas] la plata o el oro o alguna medalla, y cada vez que asisto a las Olimpíadas –asistí a tres de ellas–, presto especial atención a la carrera con vallas y al salto de longitud, y me imagino [risas] como posible vencedor en dichas disciplinas.

Transcripción:

Siempre me interesó el atletismo y sabía que tenía bastantes condiciones para ello. Fui capitán de todos los equipos de pista desde que estaba en la escuela primaria. El hecho de participar en las Olimpíadas siempre estuvo en mis pensamientos y en mis aspiraciones. Por supuesto, ese era mi deseo. Logré el récord mundial en los 110 metros con vallas y el récord de las universidades de Harvard y Yale en el salto de longitud. Además, seguía las competencias en todo el mundo y estaba seguro de que clasificaría porque había ganado las pruebas preliminares.

En los periódicos de Boston, se hablaba de mi compañero Norman Cahners y de mí. Habían publicado una fotografía en la que se nos veía recibiendo seis medallas de oro durante las pruebas de pista de las universidades de Harvard y Yale. El rabino Levy era presidente del Templo Israelita de Boston, un templo reformista, y su figura era muy respetada en todo el país. Había leído acerca de nosotros y sabía que éramos posibles candidatos para competir en las Olimpíadas, por lo que nos convocó a una reunión. Yo había celebrado la confirmación en dicho templo, por lo tanto, cuando fuimos convocados, aceptamos de inmediato.

Desconocía qué tema se trataría, sólo sabía que estaba relacionado con las Olimpíadas. Nos contaron acerca de los terribles sucesos que estaban acaeciendo en Alemania y acerca del régimen nazi. Norman y yo estábamos perplejos. Nos sugirieron que sería bueno que nos abstuviéramos de participar en las Olimpíadas en vista de lo sucedido y que hiciéramos pública nuestra objeción y organizáramos una suerte de boicot contra las Olimpíadas. Dicho pensamiento nos tomó por sorpresa. Intentaron explicarnos que, en caso de boicotear las Olimpíadas, jamás nos arrepentiríamos. Dicha reunión nos sacudió por completo; estábamos horrorizados por los resonantes hechos ocurridos en Alemania. Tanto Cahners como yo decidimos que boicotearíamos las Olimpíadas. Simplemente, creíamos que era lo que debía hacerse.

Hablamos con el entrenador de pista de Harvard y le informamos lo que habíamos decidido. Intentó persuadirnos para que no lo hiciéramos. Dijo que no consideraba que eso fuera a contribuir en algo y que debíamos intentar participar en las pruebas finales para alcanzar un lugar en el equipo. Pero no sentíamos deseos de hacerlo.

Luego de que boicoteáramos las Olimpíadas, nadie vino a hablar con nosotros ni a tomarnos declaración. Creo que nadie supo particularmente lo que habíamos hecho.

Suelo pensar en la decisión que tomé y en que podría haber ganado [risas] la plata o el oro o alguna medalla, y cada vez que asisto a las Olimpíadas –asistí a tres de ellas–, presto especial atención a la carrera con vallas y al salto de longitud, y me imagino [risas] como posible vencedor en dichas disciplinas.

The Museum’s exhibitions are supported by the Lester Robbins and Sheila Johnson Robbins Traveling and Special Exhibitions Fund, established in 1990.